Sabemos que comer es como el sexo, un acto de evasión, no de conciencia, y que preguntarse que hay detrás de lo que comemos delante de un chuletón chorreante es como tratar de ponernos (o ponerle) un condón en mitad del calentón. Difícil, pero necesario. En cualquier caso, no temáis. En futuras entradas de este blog os enseñaremos alternativas deliciosas. Y es que igual que el sexo no acaba en la penetración, los placeres culinarios no terminan en la carne. Aquí encontraréis todo un kamasutra gastronómico para tomar conciencia de los alimentos sin dejar de disfrutar de ellos. Igual que debería suceder con los cuerpos.
Pero como no queremos adoctrinar a nadie en el veganismo, y sí en el consumo responsable de carne, y no somos tan ingenuos como para pensar que los más de 6 millones de animales sacrificados cada hora crean conciencia, vayamos con los datos que te afectan directamente a ti.
Los gases de efecto invernadero: El 18 % de las emisiones de gases de efecto invernadero procede de la industria cárnica. Y en 2050 será peor. Se prevé un aumento del 80 %. No olvides que ese chuletón chorrea algo más que grasa que irá directa a tus arterias. También chorrea CO2, metano y óxido nitroso, directos al corazón y pulmones de nuestro planeta.
El agua: deja de sentirte orgulloso por haber reducido el tiempo que pasas en la ducha. Sólo el 5 % del consumo mundial de agua tiene lugar en los hogares, y del 95 % restante, el 55 se consume en la ganadería. Dicho de otra manera, para producir tan solo 5 kilogramos de carne se requieren 9500 litros de agua. En cambio, una naranja necesita 50 litros, una patata, 25, y una lechuga o un tomate, 13. Pero como los datos fríos no bastan, sigamos tomando conciencia. La escasez de agua obliga a recurrir a fuentes de agua contaminadas que pueden provocar enfermedades. La contaminación del agua produce más de 500.000 muertes por diarrea al año. Por si fuera poco, está también en el origen de numerosos conflictos en el mundo y supone el desplazamiento de las personas a otros países para encontrar lugares seguros en los que vivir.
La tierra: sólo en Europa la ganadería supone las dos terceras partes de las tierras de cultivo. Es decir, dos tercios de la producción agrícola se destinan a la alimentación del ganado. Los expertos alertan que esquilmar la tierra pondrá en peligro el suministro de alimentos en muy pocos años. Si la escasez de papel higiénico te puso histérico, imagina cuando no encuentres aguacates para tus nachos con guacamole.
Deforestación del Amazonas: el 91 % de la tala del Amazonas se debe al intento de ganar espacio para satisfacer el creciente consumo de carne. Si no te preocupa que una cuarta parte de las especies de la tierra vivan allí, así como 420 tribus diferentes, pero sí eres de los que se quejan del calor que hace, quizá deberías saber que sus bosques absorben de 90.000 a 140.000 millones de toneladas de CO2, lo que ayuda a luchar contra el calentamiento global.
Así que, cuando acuchilles tu chuletón ten en cuenta que estás acuchillando mucho más que eso. Toma conciencia. Por ellos, por nosotros, por el planeta.
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